Según el boletín divulgado este jueves por el Ministerio de Salud, el número de muertes fue récord por tercer día consecutivo tras los 1.262 fallecimientos del martes y los 1.349 del miércoles.

Brasil registró este jueves un récord de 1.473 nuevas muertes por COVID-19 en las últimas 24 horas y, con un total de 34.021 fallecidos y más de 600.000 casos desde el inicio de la pandemia, desplazó a Italia del tercer lugar en la lista de países con más decesos, informaron fuentes oficiales.

Según el boletín divulgado este jueves por el Ministerio de Salud, el número de muertes fue récord por tercer día consecutivo tras los 1.262 fallecimientos del martes y los 1.349 del miércoles.

El registro de más de mil muertes diarias en los últimos días convirtió a Brasil en el tercer país con más fallecimientos en el mundo, después de Estados Unidos (107.979) y Reino Unido (39.987), y ya por delante de Italia (33.689), según los datos de la Universidad Johns Hopkins.

De acuerdo con el boletín, en las últimas 24 horas se registraron 30.925 nuevos casos de la enfermedad, por encima de los 28.633 nuevos contagios del miércoles, con lo que el número acumulado de casos ascendió hasta 614.941.

Con más de 600.000 contagios desde que el país registró el primer caso del nuevo coronavirus el 26 de febrero pasado, Brasil es el segundo país con más casos en el mundo después de Estados Unidos (1.867.620), muy por delante de Rusia (440.538) y se confirmó como el epicentro de la pandemia en América Latina.

Según el boletín del Ministerio, 325.957 pacientes, que constituyen el 53,0 % del total de infectados, aún están bajo cuidados médicos, mientras que 254.963 (41,5 %) se recuperaron y recibieron el alta.

Las elevadas cifras de casos y muertos se producen en momentos en que varios Gobiernos regionales y municipales de Brasil pusieron en marcha esta semana procesos graduales de desescalada de las medidas de paralización económica y comenzaron a flexibilizar las orientaciones de distanciamiento social.

La flexibilización es criticada por especialistas y científicos, que consideran que el país aún está lejos del pico de la curva de contagios, lo que está previsto para julio, y que en algunas regiones la infraestructura hospitalaria aún puede colapsar.

La desescalada es presionada por el presidente Jair Bolsonaro, uno de los gobernantes más escépticos sobre la gravedad de la pandemia, que llegó a calificar el COVID-19 como una «gripecita» y que desde el comienzo de la crisis defiende el fin de las medidas de distanciamiento impuestas por los Gobiernos regionales y la normalización de todas las actividades.

Fuente: El Mostrador

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