El Decreto Ley 701, que subsidió las plantaciones forestales en Chile hasta el año 2012, disminuyó el área de bosques nativos, no incrementó el almacenamiento de Carbono y aceleró la pérdida de biodiversidad, según reveló una reciente publicación en la revista Nature Sustainability.
Un estudio conjunto entre investigadores de la Universidad de Concepción, Stanford y la Universidad de California, Santa Bárbara, publicado en la revista Nature Sustainability, analizó una de las políticas de subsidios forestales más antiguas del mundo: el Decreto Ley 701, que rigió en Chile entre los años 1974 y 2012. El estudio se enfocó entre los años 1986 y 2011 y es único en su tipo, por la extensión de tiempo y la escala considerada.
El Decreto Ley 701 subsidió con un 75% del costo de plantación a los propietarios forestales para plantar árboles, otorgándoles protección permanente de sus tierras ante expropiación y brindó apoyo para el manejo continuo de las plantaciones. Aunque se decretaron medidas para proteger los ecosistemas nativos, las disposiciones no siempre se cumplieron, lo que condujo a situaciones en las que el Estado subsidió la sustitución de bosques nativos por plantaciones de árboles comercialmente rentables.
Los investigadores descubrieron que, en relación con un escenario sin subsidios, los incentivos de forestación expandieron el área cubierta por árboles, pero disminuyeron el área de bosques nativos. Como los bosques nativos de Chile son más densos en carbono y biodiversos que las plantaciones, los subsidios no lograron incrementar el almacenamiento de carbono, y aceleraron la pérdida de biodiversidad. Sin embargo, bajo el escenario de una aplicación estricta de las restricciones a la conversión de bosques nativos, habría mejorado los resultados de carbono y biodiversidad de la política. En este sentido, los investigadores subrayan que estos subsidios podrían tener beneficios significativos si incluyen restricciones, como la prohibición de reemplazar los bosques nativos con plantaciones.
Para esta investigación, los académicos compararon el área de los bosques chilenos bajo tres escenarios: subsidio observados reales, sin subsidios y subsidios combinados con restricciones impuestas en la conversión de bosques nativos a plantaciones.
A partir de los resultados, los autores concluyen que un mal diseño de estas políticas y programas podría causar más daños que beneficios. Cristián Echeverría, coautor del estudio, académico de la Universidad de Concepción y director del Laboratorio de Ecología de Paisaje y de Foresta Nativa, señaló que una de las conclusiones es que “las naciones deben diseñar y hacer cumplir sus políticas de subsidio forestal para evitar los impactos ecológicos indeseados que resultaron del programa chileno”. Echeverría es además investigador asociado del Núcleo Milenio Centro para el Impacto Socioeconómico de las Políticas Ambientales (Cesiep).
En este sentido, Echeverría subrayó que las políticas de forestación pueden tener impactos perversos si ellas fomentan la corta de los ecosistemas naturales. “Las nuevas políticas públicas deben considerar los beneficios y costos socioambientales de los incentivos de forestación antes de implementar nuevos programas. Las políticas de reforestación y restauración necesitan ser cuidadosamente diseñadas y firmemente aplicadas para asegurar la protección de los ecosistemas naturales. Tales salvaguardas pueden mejorar los beneficios de una política, así como sus impactos de carbono y biodiversidad”, puntualizó.
«Si las políticas para incentivar las plantaciones de árboles están mal diseñadas o aplicadas, existe un alto riesgo no solo de malgastar el dinero público, sino que también de perder carbono terrestre y biodiversidad. Eso es exactamente lo contrario de lo que apuntan estas políticas», indicó por su parte Eric Lambin, coautor del estudio y profesor de la Universidad de Stanford.
Lecciones para el futuro
El Decreto Ley 701 tenía como objetivo aumentar la cobertura de bosques, pero sin especificar de qué tipo, explicó Echeverría. En este sentido, se trató de una política exitosa, pues la cobertura aumentó. Sin embargo, no se hizo cargo de las externalidades negativas, que derivaron en las consecuencias que se observaron en el estudio. “Nuestro llamado es a ser cuidadosos de los impactos, sobre todo en políticas que tienen que ver con recursos naturales. Si lo pensamos desde el desafío climático actual, nosotros estuvimos retrocediendo y hoy nuestro punto de partida está más atrás en cuanto a recuperación de bosque nativo”.
Estas son algunas de las lecciones que dejó el Decreto 701, derogado en 2012. Por lo mismo, el experto comentó que para el diseño futuro de una política de este tipo “debemos fomentar la mantención y protección de los bosques existentes y de otras zonas como los humedales para que no sean intervenidos y para que no estemos plantando por un lado y cortando por otro”.
Asimismo, llamó la atención acerca de las consecuencias locales de una política nacional, dado que, en este caso, el impacto de las plantaciones forestales fue mayor en lugares tales como la costa del Maule, o la precordillera de Maule y Biobío, por lo que las consecuencias son aun más graves en esos lugares.
Fuente: El Mostrador