A pocos días de ser aprobada la idea de legislar el proyecto que permite el retiro del 10% de los fondos de AFP, la derecha y los empresarios han optado por la clásica táctica de la campaña del terror para defender a las agencias que administran las jubilaciones.
Tras la derrota del gobierno en el parlamento, el sector de Chile Vamos que se opone al proyecto, junto a los empresarios y figuras públicas de la derecha promueven la histeria colectiva, la defensa de las AFP y ven en sus ojos un posible duro golpe a uno de los pilares del capitalismo chileno.
El sistema neoliberal en Chile murió”, sentenció el economista Sebastián Edwards en el seminario de Moneda. “Es un suicidio lento de un sistema que funciona muy bien”, acotó.
Por su parte, Pablo Echeverría, alimentó el discurso de Edwards con estas declaraciones: “Hay un grupo minoritario en nuestro país que quiere acabar con el sistema de AFPs, uno de los más exitosos y destacados en el mundo. Si el Senado, con sabiduría, no para esta iniciativa, esto será un tremendo autogol para la estabilidad fiscal de largo plazo de Chile y, definitivamente, no mejorarán las pensiones”.
Anterior a esto, Juan Sutil, presidente de la CPC, dijo que “los fondos de pensiones están invertidos en producción, en vivienda, en fondos que son del Estado, en papeles o bonos en el mundo entero, por lo tanto, están bien invertidos”, dijo. Sin especificar la forma en la que los empresarios de las AFP especulan con los fondos de las y los trabajadores.
En esta escena entró también la alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei, con la frase “Chile se va a incendiar” , se resume su discurso de rechazo a este proyecto.
Así mismo, el gerente general de la Asociación de AFP, Fernando Larraín consideró que la aprobación en la Cámara de Diputados del retiro del 10% de los fondos es «una mala noticia para todos» y que «nadie puede celebrar lo aprobado».
Mientras que AFP Habitat calificó lo ocurrido en la Cámara de Diputados como un “error histórico” , mediante una carta abierta a sus usuarios.
En esa misma línea, Pablo Antolin, jefe de la unidad de pensiones privadas de la OCDE, dijo a El Mercurio que «si Chile ya tenía un problema de suficiencia de pensiones a largo plazo, pues obviamente mañana tendrá un problema mayor».
Marcela Cubillos no se hizo esperar para despotricar en contra de estas medidas, a través de su cuenta de Twitter acusó la “falta de coraje para enfrentar a la izquierda ideológica” del gobierno, mientras que, de parte de la Fundación Libertad y Desarrollo, realizó una editorial donde se le veía bastante irritada respecto a este proyecto.
¿Qué hay detrás de toda esta campaña del terror?
Dentro de todo el debate que plantean estos personajes, no mencionan los ejes más importantes que han demostrado que el sistema de AFP no es sólo un fracaso para el conjunto de las y los jubilados, si no que es una fuente interminable de riquezas para un pequeño grupo parasitario.
Según datos de la Fundación Sol, “a Diciembre de 2019, el 50% de los 984 mil jubilados que recibieron una pensión de vejez obtuvieron menos de $202 mil ($145 mil si no se incluyera el Aporte Previsional Solidario (APS) del Estado). Incluso, en el tramo de aquellas personas que cotizaron entre 30 y 35 años, el 50% recibió una pensión autofinanciada menor a $301 mil, valor equivalente al Salario Mínimo vigente al 31 de diciembre de 2019 e inferior al monto actual del Salario Mínimo”
¿A dónde van los fondos? 30.000 millones de dólares van a los 10 grandes bancos que operan en el país. El 30% de este fondo está invertido en EEUU y el 10% restante en el extranjero. El 15% son acciones de grandes grupos económicos, del grupo Luksic, Matte, Angelini, Paulmann, Penta o SQM, entre otros. El sector financiero adquiere otro 20% de los ahorros de los trabajadores invertidos.
En términos sencillos, cuando sólo consideramos las cotizaciones de los trabajadores, lo que se observa es lo siguiente: mes a mes, a las AFP ingresan $500.000 millones y se pagan solo $200.000 millones en pensiones.
Así el fondo crece cada año sumando más y más capital a disposición de diversos sectores empresarios a costa de pensiones de hambre para el pueblo trabajador.
Considerando lo anterior, hablamos de un pilar fundamental del capitalismo chileno, por ende, este proyecto si bien es un duro golpe a este sistema de pensiones de hambre, no está garantizado que sea “el inicio del fin” de las AFP, como plantean algunos parlamentarios del Frente Amplio.
La oposición, si bien se ha mostrado favorable en su mayoría al proyecto, se debe por una amplia exigencia popular a las AFP para que entreguen a las y los trabajadores su dinero, no porque tengan buena voluntad, pues el Partido Comunista y sectores del Frente Amplio fueron cómplices de crear esta situación de hambre y represión, aprobando la maldita Ley de “Protección” del Empleo que ha dejado a cientos de miles sin sus ingresos en medio de la pandemia.
Por estas acciones es que hoy se vuelve necesario para el conjunto del pueblo trabajador poder recuperar parte de sus ahorros para las jubilaciones y usarlos para paliar la crisis, sin embargo, plantearse el fin de las AFP debe ser tarea de la enorme mayoría trabajadora y popular, mediante la más amplia organización y debate conjunto sobre cómo lograr un sistema de reparto que sea administrado por los mismos trabajadores y jubilados.
Fuente: Laizquierdadiario