El dato surge un informe global presentado por Elsevier, la editorial científica más poderosa del mundo. El reporte evaluó cantidad de publicaciones, citas, premios, subsidios y colaboraciones. Mientras que Brasil, España y Portugal establecen porcentajes de paridad similares, EEUU, Alemania y Japón exhiben los peores números.

Argentina, con el 51% encabeza el protagonismo de las mujeres, en el mundo.

Argentina, con el 51%, encabeza el protagonismo de las mujeres en el mundo. 

Según el informe global “The researcher journey through a gender lens” presentado por Elsevier –la mayor editorial de libros de medicina y literatura científica del planeta– a través de Scopus, su base de datos de referencias bibliográficas y citas, Argentina es el país que cuenta con el mayor protagonismo de las mujeres en el campo de la investigación. Aquí participan en un 51%, mientras que los hombres lo hacen en el 49% restante. Se trata de una muy buena noticia si se tienen en cuenta los datos recabados en otras latitudes. En EEUU, por ejemplo, las mujeres lo hacen en el 34% de las investigaciones y los hombres el 66%; Reino Unido (37% y 67%), Francia (39% y 61%) y Alemania (32% y 68%) arrojan números similares y su disparidad es considerable. El resultado más alarmante, sin embargo, proviene desde Japón en donde el trabajo de las mujeres representa tan solo el 15%. Por otra parte, las únicas cifras que se asemejan a las domésticas son las de España y Portugal (en que las investigadoras conquistan el 48%) y Brasil (que llega hasta el 44%). Según Elsevier, los porcentajes de Iberoamérica deberían constituir una orientación a seguir para las grandes potencias.

Las mujeres corren detrás de los hombres y ello revela que la inequidad es un fenómeno que se despliega más allá de las geografías. Luego de realizar su diagnóstico en base a diversos indicadores –número de publicaciones, citas, premios, subsidios y colaboraciones– el reporte concluye que “aunque la brecha de género se estrecha, la inequidad todavía perdura”. El objetivo con el análisis: abordar de una manera más acabada el rol que el género desempeña en el mundo de la investigación. Los números obtenidos podrían ser de mucha utilidad para los gobiernos y así, en el escenario más optimista, modificar sus realidades de inequidad si es que tienen la voluntad de hacerlo.

A comienzos de junio, la Agencia I+D+i del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación creó el área de Política Transversal de Género y Diversidad Sexual. La premisa fue que las oportunidades de financiamiento de proyectos científicos y tecnológicos comenzaran a incorporar la perspectiva de género. Paula Lenguita está cargo y representa una voz autorizada para ofrecer sus pareceres sobre el reporte del Elsevier. “Según el informe, que evalúa entre otras cosas la cantidad de citas científicas de mujeres y hombres, Argentina es el país con mejores porcentajes. Si bien hay otros países que establecen cierta paridad ninguno como el nuestro. Aquí los conflictos de género constituyen un tema que se pondera de manera permanente, así como también el acceso a las jerarquías y a los cargos de mayor importancia”, dice la socióloga e Investigadora del Conicet en el Centro de Estudios e Investigaciones Laborales. Y, luego, continúa con su razonamiento: “La existencia de una mayor participación de mujeres en la producción científica es para celebrar. Todavía queda un largo camino hacia la paridad de género en los procesos de toma de decisiones. Sobre todo, será necesario atender a las particularidades culturales vinculadas a las investigadoras jóvenes en relación a la reproducción y a los sistemas de cuidado”, advierte.

Desde el área recientemente creada, Lenguita y el equipo que encabeza impulsan una serie de políticas de género que acompañan a las decisiones tomadas en las diferentes carteras del Gobierno nacional. “Intentamos identificar indicadores, aportar estudios específicos, conceptos y acciones para una orientación integral en el país y, en particular, en la ciencia y la tecnología, ya sea con los organismos pares, o bien, con las universidades que hacen a la formación de disciplinas que aún tienen ciertos sesgos sexistas”, plantea.

Una de las principales cuentas pendientes radica en quebrar el consabido “techo de cristal”, esto es, que se democraticen las condiciones de acceso y participación de las mujeres en las posiciones jerárquicas del sistema científico y tecnológico. A pesar de que todavía resta mucho camino por recorrer, algunos gestos positivos se han evidenciado durante el último tiempo. De manera reciente, Ana Franchi fue presentada como presidenta del Conicet, la segunda en la historia desde su creación en 1958. Susana Mirassou hizo lo propio como nueva titular del INTA y Graciela Bertolino se ha estrenado como la primera vicedirectora del Instituto Balseiro de Bariloche desde su conformación en 1955. No obstante, algo queda claro: el hecho de que sean noticia constituye un acontecimiento digno de ser reconocido pero no celebrado. Cuando la paridad se haya vuelto carne, las nuevas conquistas dejarán de ser noticia para ser normalidad.

Según el sitio oficial del Conicet, de acuerdo a un relevamiento confeccionado en 2019, en el país hay 10917 miembros de Carrera (CIC), de los cuales 5874 son mujeres y 5043 son hombres. Mientras que en los cargos de menor jerarquía las mujeres se imponen, la situación se invierte en los puestos de mayor relevancia. Así, aunque existan más investigadoras asistentes (1799 contra 1131) y adjuntas (2263 contra 1803), hay más investigadores independientes (1303 contra 1292), principales (649 y 469) y superiores (157 y 51). Al respecto, explica Lenguita: “Debemos comprender el avance paritario en la gestión y el gobierno de las estructuras públicas del Estado y en la participación de investigadoras del ámbito científico, así como también las que desarrollan sus tareas en el ámbito productivo y tecnológico. Por ello, hemos lanzado de manera reciente el Programa Transversal de Género y Diversidad Sexual que apunta a lograr una estructura paritaria tanto en el Directorio como en las comisiones de evaluación, al tiempo que visibiliza los conflictos de género entre los trabajadores y trabajadoras de la Agencia. Falta mucho pero venimos bien”, concluye.

Fuente: Rebelion

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