Pese a que el Ministerio atribuyó el mal resultado del primer trimestre a la paralización de actividades en la segunda quincena de marzo (la sexta parte del período), el ministro de Economía, Paulo Guedes, admitió que el país tal vez ya tambaleaba antes.
La economía brasileña se contrajo un 1,5 % en el primer trimestre y el Gobierno espera un desplome aún mayor en el segundo trimestre, cuando el país sentirá totalmente los efectos de la paralización de actividades por la pandemia del COVID-19, así como una recesión histórica en 2020.
Según los datos publicados hoy por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas, el Producto Interior Bruto (PIB) de la mayor economía suramericana se contrajo 1,5 % en el primer trimestre en relación a los últimos tres meses del año pasado -su mayor caída en esta comparación desde el segundo trimestre de 2015- y un 0,3 % frente al mismo período de 2019.
La retracción hasta marzo, sin embargo, aún no refleja totalmente los efectos de la pandemia, ya que las primeras medidas de paralización de actividades en Brasil fueron adoptadas en la segunda quincena de marzo, por lo que los analistas prevén que la crisis será medida con más precisión en el segundo trimestre y que el país terminará el año con una caída del PIB de cerca del 5 %.
El Gobierno igualmente prevé una retracción económica muy superior en el segundo trimestre, con lo que el país entraría técnicamente en recesión, y una muy lenta recuperación con «consecuencias nefastas para la población con el aumento del desempleo y la quiebra de las empresas».
«Los efectos dañosos sobre la salud de la población brasileña y de nuestra economía aún persisten. De esa forma el resultado económico de la actividad en el segundo trimestre será aún peor», admitió el Ministerio de Economía en un comunicado.
De acuerdo con la nota, la retracción en el primer trimestre abortó el proceso de recuperación que el país intentaba desde 2017.
«El resultado negativo en el primer trimestre, aunque esperado, lamentablemente le pone fin a la recuperación económica en curso desde comienzos de 2017», según el comunicado.
A comienzos del año el Gobierno esperaba un crecimiento del 2,5 % en 2020, que finalmente le daría impulso al país tras la histórica recesión que Brasil sufrió en 2015 y 2016, cuando el PIB se retrajo cerca de siete puntos porcentuales.
La economía comenzó a recuperarse en 2017 pero venía creciendo muy lentamente: 1,3 % en 2017, 1,3 % en 2018 y 1,1 % en 2019.
Recesión histórica
Con la pandemia el Gobierno revisó sus proyecciones y ahora espera una retracción del 4,7 % en 2020, un índice optimista con respecto a la caída del 5,89 % que esperan los economistas.
De cumplirse cualquiera de esos pronósticos, Brasil sufrirá en 2020 la mayor recesión en su historia.
Pese a que el Ministerio atribuyó el mal resultado del primer trimestre a la paralización de actividades en la segunda quincena de marzo (la sexta parte del período), el ministro de Economía, Paulo Guedes, admitió que el país tal vez ya tambaleaba antes.
«Voy a pedir los datos mes a mes para ver si en los dos primeros meses ya estábamos despegando y en el tercero la crisis nos derribó o si ya estábamos en estado medio anémico en el primer bimestre», afirmó Guedes.
El ministro dijo que, por los indicadores positivos divulgados al comienzo del año como exportaciones, recaudación e inversión, tuvo la impresión inicial que la economía había comenzado a andar, pero que el resultado del trimestre puso en duda esa posibilidad.
Economistas consultados por Efe aseguran que la pandemia alcanzó a impactar el trimestre pero que el ritmo ya venía cayendo sin que el país pudiese superar la recesión de 2015 y 2016.
«Claramente se observa que el resultado representa la desaceleración del nivel de crecimiento previsto para el año, pero que aún no refleja en su totalidad el impacto de la pandemia. Aún hay mucho espacio para empeorar en los próximos trimestres», afirmó el economista Ernani Reis, analista de la firma Capital Research.
Los sectores que más hundieron el resultado del PIB en el primer trimestre fueron el de servicios, que representa el 74 % del PIB brasileño y cuya producción se contrajo un 1,6 % -su mayor caída desde 2008-, y la industria (-1,4 %), ya que la agropecuaria creció 0,6 %.
Por el lado de la demanda lo que más pesó fue la caída del consumo de las familias, principal motor de la economía de Brasil, responsable por el 65 % de la demanda de país y que bajó 2 % en el primer trimestre, su mayor caída desde el tercer trimestre de 2001.
«Ese resultado puede ser explicado por la pandemia y el distanciamiento social, que afectaron negativamente el mercado de trabajo, perjudicaron la demanda y elevaron el desempleo y el endeudamiento de las familias», según la coordinadora de los estudios de cuentas nacionales del IBGE, Rebeca Palis.
El PIB del segundo trimestre debe ser impactado por una mayor caída del consumo debido a que los primeros datos indican que la pandemia ya ha dejado sin empleo a 5 millones de brasileños.
Fuente: El Mostrador