Las políticas para la recuperación de la crisis del coronavirus en América Latina «deben apuntar no solo a una ‘nueva normalidad’ similar a la anterior, sino a una ‘normalidad mejor'» que solucione la sangría de 11,5 millones de desempleados que dejará la pandemia en la región, según la Cepal.

El organismo de Naciones Unidas espera para 2020 la peor contracción económica de América Latina y el Caribe desde 1930, con una caída en el producto interno bruto (PIB) regional estimada de -5,3 %, lo que tendrá efectos negativos sobre el mercado de trabajo, con un aumento de la tasa de desocupación de al menos 3,4 puntos porcentuales, hasta alcanzar un 11,5%, lo que equivale a más de 11,5 millones de nuevos desempleados.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) ya divulgó todos estos pronósticos hace un mes, pero este jueves los volvió a poner sobre la mesa en una conferencia junto a la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para abordar los desafíos laborales tras la pandemia y presentar el informe «Coyuntura Laboral en América Latina y el Caribe. El trabajo en tiempos de pandemia: desafíos frente a la enfermedad por coronavirus (COVID-19)».

Según la Cepal, de profundizarse la contracción económica, la tasa de desocupación será aún mayor que la prevista.

En busca de mayor formalidad

Tanto la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, como el director regional de la OIT para América Latina y el Caribe, Vinícius Pinheiro, coincidieron en que la crisis está empezando a forjar numerosos cambios en el mundo laboral que serán permanentes con el fin de ir hacia una «normalidad mejor», y que las políticas para la recuperación deben apuntar en ese sentido en vez de sólo volver a la situación anterior.

«Una normalidad mejor con mayor formalidad, equidad y diálogo social», indicaron Bárcena y Pinheiro.

La Cepal y la OIT manifestaron que la expansión del coronavirus ha generado «fuertes efectos negativos» en el mercado de trabajo, tanto en el sector formal (reducción de horas, caída de salarios y despidos), como en el ámbito informal (caída de empleo por distanciamiento y prohibición de circulación, menor acceso a compensaciones de ingreso).

«La propuesta tanto de OIT como nuestra (Cepal) es irnos moviendo cada vez más a la formalidad. Es decir, el trabajo decente es acerca de eso, de cómo ir formalizando, pero hay que visibilizar a los informales», expuso Bárcena.

Asimismo, advirtieron que las mujeres trabajadoras son las más vulnerables y sectores intensivos en mano de obra como el turismo, comercio, manufactura, inmobiliaria y entretenimiento han sido altamente afectados.

Además, las Micro y Pequeñas Empresas, que concentran 46,6 % del total del empleo en la región, tienen un «alto riesgo de experimentar quiebras».

Junto al aumento de la desocupación, se espera un marcado deterioro de la calidad del empleo, indica el informe que presentaron ambos organismos.

Según cálculos de la OIT, las medidas de confinamiento provocaron una pérdida de alrededor del 10,3 % de las horas de trabajo en el segundo trimestre de este año, lo que equivale a 31 millones de empleos a tiempo completo (suponiendo una jornada de 40 horas semanales).

Formación y educación en seguridad y salud

Según el documento que presentaron los dos organismos, la implementación de las políticas para la reactivación requerirá de un fuerte componente de formación y educación en seguridad y salud para los actores del mundo del trabajo, que incluya la adopción de horarios de entrada y salida desfasados para evitar aglomeraciones, rutinas de desinfección y sistema de lavado de manos, uso obligatorio de mascarillas, y un protocolo en caso de que algún trabajador presente síntomas.

Asimismo, el texto destaca que de prolongarse la crisis por más tiempo, será necesario una nueva ronda de medidas, orientadas a proteger el empleo y los ingresos de los trabajadores y limitar el impacto en las empresas, con un foco especial en grupos vulnerables como los migrantes, las trabajadoras domésticas y cuidadores de personas mayores, trabajadores asalariados e independientes informales y trabajadores de la salud en primera línea de respuesta frente al COVID-19.

«Venimos arrastrando una gran deficiencia en materia de salud, de protección social y creo que va a ser un debate futuro muy importante (…) esta crisis nos ha mostrado que es más costoso poner parches en un sistema de salud fragmentado que optar por un costo sistemático», señaló Bárcena.

«El dilema entre salud y economía sólo se va a resolver con mayor protección social (…) existe una gran deuda en la región», agregó.

Fuente: El Mostrador

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