La nación navajo, que habita en los actuales Estados de Arizona, Utah y Nuevo México, ha llegado tener la mayor cantidad de contagiados per cápita de coronavirus en todo EEUU.

Eso se debe a varios hechos históricos como el genocidio, las falsas promesas de distintos gobiernos y leyes racistas que no han respetado su autonomía y que la tienen con un 30% de su población viviendo sin agua potable y un 40% en la pobreza.

Esto significa también que hay una falta de servicios de salud y muy pocas opciones de donde conseguir comida, una situación que no solamente les afecta en esta crisis, sino que se arrastra de larga data y se ha traducido, entre otras cosas, en muchos casos de diabetes y otras enfermedades que les hacen más vulnerables al coronavirus.

En estos momentos de crisis el gobierno de EEUU ha prometido recursos para los pueblos originarios que no han llegado o han llegado con defectos. En Arizona, un Estado bastante conservador cuyo gobernador no ha tomado casi nada de precauciones y ya desde el 15 de mayo abrió bares, gimnasios, etc., llegaron cerca de 250.000 mascarillas que no funcionan, trasformándolo -por esta negligencia- en el Estado más afectado por el virus en la Unión.

Otro ejemplo de esta tragedia fue en Seattle, donde los pueblos originarios pidieron recursos para protegerse del virus y les llegó una caja de «body bags«, es decir, sacos para los cadáveres. No se sabe quién los envió, pero el mensaje quedó claro para la gente que lo recibió y les dejó con una impresión bastante macabra.

Y si esto no fuera suficiente con el coronavirus, el gobierno nacional quiere seguir con planes para empezar un proyecto de «fracking» en el territorio ancestral de los navajo en el actual Nuevo México. Se trata de Chaco Canyon que también es un lugar sagrado para otros pueblos originarios.

El gobierno está aprovechando que el pueblo Navajo está ocupado enfrentando al virus, que no pueden asistir a las consultas, muchas de ellas virtuales, cuando el acceso a internet es un recurso escaso en aquel territorio. Esta situación nos muestra cómo la continua política implementada desde la fundación de Estados Unidos, el genocidio de los pueblos originarios, sigue adelante actualizándose a nuevos escenarios.

Fuente: Resumen

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