El inicio de la pesadilla 

Eran aproximadamente las 2 de la mañana, Romina estaba durmiendo junto a su hija menor de 7 años, mientras la mayor de 13 dormía en su pieza. De pronto sintió unos ruidos en el exterior, confirmados por su perrita que comenzó a ladrar. “Me levanté para revisar qué ocurría y abrí la puerta, allí lo vi a él, a mi ex pareja, quien se estaba pasando por arriba la reja para ingresar a mi domicilio”.

Inmediatamente cerró la puerta y le puso llave, seguido a eso llamó al plan cuadrante, pues su ex pareja mantenía una orden de alejamiento y evidentemente  la estaba incumpliendo. Mientras tanto, en el exterior del domicilio su agresor gritaba y golpeaba la puerta “¡Ábreme, ábreme!”. Entre gritos y golpes despertó su hija mayor y comenzó a gritar también “¡Ándate! ¿Qué estás haciendo aquí?”

Rompió la puerta y entró 

El agresor continuaba gritando y pateando la puerta del domicilio de Romina, hasta que con uno o dos golpes más, partió la puerta a la mitad e ingresó al hogar de su víctima. “Lo primero que hizo fue darle una cachetada a mi hija y de un solo golpe la tiró al suelo, en ese momento yo no era consciente del cuchillo que él traía consigo” 

Romina fue directo a defender a su hija, mientras él la agarraba y tironeaba para alejarlas,  lanzándola al suelo para patearla y darle golpes de puño por todo el cuerpo. “Lo único que sentí fue algo caliente en la pierna”. Recién en ese instante ella comprendió lo que pasaba, observó a su agresor y vio que empuñaba el cuchillo con el cual le había propinado un corte profundo en su pierna. “Corrí al baño y traté de cerrar la puerta, pero él la abrió”. 

La lucha por la supervivencia 

El agresor se dirigió hacia Romina decidido a darle una estocada en el pecho, pero ella en su instinto de sobrevivencia puso sus manos frente al filo del cuchillo “No sé cómo se lo pude quitar, no sentí tampoco cuando mis dedos se cortaron, pero mientras yo lo tenía en la mano él tiró fuerte del cuchillo” El agresor, al ver la sangre provocada por el corte en la mano de Romina, se quedó en pausa por unos segundos, momento en que la víctima lanza el cuchillo por la ventana del baño, instante en que el victimario inicia nuevamente los golpes hacia su víctima. “Lo único que hacía era pegarme, no paraba a pesar de que yo estaba sangrando, no tuvo piedad, yo le pedía perdón para que parara” 

Mi hija, mi héroe

Mientras Romina estaba en el baño junto a su agresor, su hija se sobrepuso a los golpes y salió a pedir auxilio dando gritos desesperados desde la reja de la casa. En ese momento el agresor se dio cuenta y se dirigió hacia la pequeña para hacerla ingresar nuevamente al domicilio tironeando de sus ropas. Romina aprovechó el momento para tomar las llaves y abrir la reja. “No se como abrí realmente, tenía pánico y sentía que en cualquier momento él me iba encontrar, yo estaba sin zapatos y asi no mas salí corriendo hasta la esquina, justo habían unos chicos, eran tres”. 

Ayúdame, ayúdame por favor, porque me va a matar

¿Qué te pasó, estás sangrando? Fue lo único que alcanzaron a decirle a Romina los chicos a los que ella les pidió ayuda cuando el agresor ya comenzaba a aparecer desde detrás de ella, armado nuevamente con el cuchillo, pero esta vez ella no estuvo sola y los jóvenes redujeron al agresor. Sin embargo, durante un intento de los chicos por revisar las lesiones de Romina, su victimario aprovechó el descuido y se puso de pie para correr hacia el domicilio de su víctima y encerrarse junto a las dos niñas que se encontraban en su interior. 

Los 3 chicos que socorrieron a Romina corrieron hacia la casa de ésta para sacar al agresor del domicilio y ayudar a las niñas que se encontraban en riesgo junto al agresor descontrolado y logrando su cometido lo vuelven a reducir. 

Me empiezo a marear: inicia la recuperación 

Intentó llegar a su casa, donde estaban todos, pero no lo consiguió. Había perdido mucha sangre y con ello perdía sus fuerzas, cayó al suelo aturdida. A partir de este momento todo se vuelve confuso “Desde ahí tengo lapsos, mis recuerdos no son claros, llegó mi mamá, mi amiga, la ambulancia, me hicieron reanimación, desperté, luego otra reanimación…” 

Una vez en el SAR Bicentenario de Renca en un primer examen el médico tratante señala que no hay mayor compromiso de tendones y procede a suturar todos los cortes de su cuerpo y a curar sus heridas, 30 puntos en la mano y 9 en la pierna. Luego fue derivada al Hospital Clínico Félix Bulnes, ya que había perdido la movilidad de sus manos, por lo que fue trasladada por los mismos Carabineros que le tomaron declaración. 

En el Hospital Félix Bulnes se le realizaron exámenes traumatológicos y el especialista señaló que iba a requerir una intervención quirúrgica, pues sus lesiones efectivamente presentan compromiso a nivel de tendones y ligamentos. 

Prófugo de la justicia: peligro inminente 

Actualmente el agresor se encuentra con orden de arresto, sin embargo se desconoce su paradero, situación que mantiene a Romina y sus hijas bajo temor constante de reencontrarse con su victimario, quien le dijo esa noche que iba para matarla me da miedo que vuelva, me da miedo que termine lo que empezó, porque él quería matarme”

En este momento se requieren medidas efectivas de protección para las víctimas de este brutal femicidio frustrado,  pues actualmente Romina es prisionera del temor en su casa mientras su agresor, quien atacó encontrándose con orden de alejamiento, se encuentra en estos momentos prófugo y libre de volver a acercarse a sus víctimas en cualquier momento. Las rondas de Carabineros no son suficientes, las órdenes de alejamiento no previenen femicidios y no existe reparación que borre de Romina y sus hijas las huellas físicas y emocionales de este macabro ataque femicida.

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