Por Capucha Informativa
Filtración de documentos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de EE.UU. exponen el apoyo de ese país en materias del Golpe de Estado del año 1973. Los archivos secretos del asesinato de John Kennedy expusieron la colaboración de la CIA para que en Chile se pudiera sacar del mandato al primer Presidente socialista del país, Salvador Allende, y así poder empezar un Régimen militar. Entre los agentes chilenos involucrados se encuentran dos directivos de El Mercurio, un líder del partido DC (Demócrata Cristiano), uno perteneciente al mundo político y finalmente, un alto oficial del Ejército.
Los nombres de los chilenos que fueron participe se mencionan en los cables con nombres claves: “FUBRIG-1”, “FUBRIG-2”, “FUERMINE-5”, “FUBARGAIN-1” y “FUPOCKET-1”. Ellos actuaban como importantes hombres de la CIA poco después del golpe militar.
A través de un reportaje de Seymour Hersh y otros que le siguieron, en septiembre de 1973, The New York Times reveló las operaciones encubiertas de la CIA para afectar de forma rotunda el gobierno de Allende, pero también expuso la ayuda que recibieron los generales en la toma del poder. La estación de la CIA en Santiago contactó a cinco de los agentes chilenos para hablar de las reacciones que produjo las filtraciones y también de la naciente preocupación para mantener en secreto todas las acciones. La serie de reuniones se llevaron a cabo en las fechas del 8 y el 10 de septiembre y dieron paso a extensos informes enviados al cuartel general estadounidense.
“La CIA financió secretamente huelgas sindicales y gremiales en Chile por más de 18 meses, antes de que el Presidente Salvador Allende fuera derrocado, revelaron fuentes de inteligencia estadounidenses”, es el inicio del reportaje de Hersch en The New York Times. que expuso los métodos de la agencia estadounidense.
En el mismo reportaje, Hersch expone que sus fuentes le informaron que la mayoría de los “US$8 millones autorizados por la CIA para actividades clandestinas en Chile” fueron utilizados en 1972 y 1973, para darle fondos y apoyo logístico a los huelguistas que no apoyaban a Salvador Allende. Entre ellos, se encuentra la paralización de los camiones que dejó desabastecido al país por un mes -9 de octubre al 5 de noviembre- en el año 1972. Esto fue un golpe duro al gobierno, debido a que vendieron Chile a la CIA para que sus métodos hicieran estallar la economía, “dañando la economía chilena y provocando la primera de una serie de crisis laborales para el presidente Allende”.
Además del financiamiento de la huelga de los transportistas, parte de los fondos se iba a los bolsillos del diario El Mercurio, “el principal medio opositor en Chile”. Una de las fuentes de Hersch le afirmó que “era la única fuerza política seria entre los diarios y las estaciones de TV en Chile”.
Financiamiento de la CIA a la democracia cristiana
“FUERMINE-5” era uno de los agentes de la CIA que trabajaban dentro de Democracia Cristiana, “tomó con tranquilidad las noticias sobre la revelación de US$9 mil para un viaje de los líderes del PDC. Mientras movía su cabeza sobre esa filtración, él cree que a menos que la revelación genere una investigación específica no les causará problema”. (cable)
El “viaje” fue un tour de relaciones públicas europeo realizado por líderes democratacristianos en el mes de octubre de 1973. Un “Truth Squad” –según la CIA– que fue integrado por Enrique Krauss, Pedro Jesús Rodríguez, Juan Hamilton y Juan de Dios Carmona, para defender el golpe de Estado y la necesidad de llevarlo a cabo. Este escuadrón fue financiado por la agencia de inteligencia estadounidense.
En el cable citado se puede leer que “FUERMINE-5” cree que “los fondos que pasaron por sus manos fueron aproximadamente US$4000, los que fueron cambiados en el mercado libre en vez de hacerlo al cambio fijado por la estación de la CIA. El siente que eso ayudará a ocultar apropiadamente la identificación incluso dentro del PDC sobre el origen de estos fondos”.
En el mismo sentido, otro de los agentes chilenos, “FUERMINE-1”, expresó su inminente alivio al darse cuenta que las identidades se mantenían secretas. Sin embargo, demostró estar preocupado por el “momento excepcionalmente malo” en que se expusieron las grabaciones. Y ello, porque según lo registra el cable desclasificado,“coincidió exactamente con la llegada de Eduardo Frei a Estados Unidos” –Frei Montalva era el dirigente máximo del PDC y expresidente de Chile-.
Las reuniones no eran sólo para debatir información, ahí también nacían sospechas. “FUERMINE-1” se preguntaba “si eso (la revelación) había sido deliberada”, reportó la CIA desde Santiago, según se lee en el cable secreto del 12 de septiembre de 1974.
“FUBARGAIN-1”, era un alto oficial que se reunió con la CIA en Santiago el día 10 de septiembre, que -también- expuso sus sospechas. “La mayoría de los oficiales chilenos vió las revelaciones y el momento en que se hicieron como un intento deliberado de un sector del gobierno de Estados Unidos (aunque del Poder Legislativo) de dañar deliberadamente a la Junta y lanzar falsamente dudas sobre su independencia y rol en el derrocamiento de Allende”. (cable)
El hecho más trascendental de dicha reunión fue que este agente reveló a la CIA la reacción del general Augusto Pinochet cuando fue informado de la filtración: “El 10 de septiembre, ‘FUBARGAIN-1’ dijo que el general Pinochet no parecía muy alterado”, pero comentó en su presencia que la filtración “parecería ser una tontera que había que hacer”.
En ese mismo cable, que contiene la conversación entre los agentes, se lee: “Por primera vez en nuestra relación con ‘Furbargain-1’ él mostró su descontento sobre el creciente sentimiento de incomprensión hacia el gobierno de Chile por parte del gobierno de Estados Unidos. Dijo que otros altos oficiales que han viajado a Estados Unidos y están más familiarizados con ese gobierno, podrían parcialmente entender las actuales actitudes y acciones del gobierno de Estados Unidos. Sin embargo, la mayoría de los oficiales jóvenes (junior) están molestos y preocupados sobre lo que ellos sienten como el fracaso de Estados Unidos de ser un ‘buen amigo’ de Chile a pesar de los importantes sacrificios realizados aquí en la lucha mundial contra el comunismo” (cable)
La CIA y la prensa de la dictadura chilena, El Mercurio
La CIA y la prensa de la dictadura chilena, El Mercurio.
(Portada de El Mercurio en dictadura)
Dos de los agentes encubiertos de la CIA en Santiago que participaron de esas reuniones –“FUBRIG-1” y “FUBRIG-2” –, expresaron su preocupación por “las implicancias de los efectos de las revelaciones”.
Otro de los cables desclasificados, con fecha de septiembre de 1974, muestra que en la estación de la CIA en Santiago se compartía la preocupación de los agentes chilenos, pero cada uno tenía una razón distinta para sentirse de esa manera. Según se lee en ese registro hasta hace unos años secreto, la inquietud se refería a los “exagerados desmentidos” hechos por El Mercurio en su cobertura sobre el financiamiento que le había proporcionado la CIA.
Este descontento e intranquilidad se aprecian en el cable -que también data de septiembre de 1974-. “Después de citar otras fuentes, El Mercurio concluye negando que alguna vez ha habido algún ingreso inconfesable en su historia. Los libros contables de El Mercurio fueron exhaustiva y hostilmente escrutados durante el régimen marxista sin que haya sido posible especificar irregularidades. Por lo tanto, El Mercurio rechaza con legítimo desprecio los cargos hechos por un estrecho colaborador de Mr. Kennedy y se siente autorizado a conjeturar que el ataque es fruto de la irresponsabilidad periodística o de la animosidad de los consejeros de un candidato presidencial que está detenido hace varios años en sus ambiciones por los cuestionamientos a su conducta moral de que ha sido objeto en su país”.
Los registros de la estación de la CIA sobre la cobertura de El Mercurio, dan cuenta de la preocupación que generó su exhibición: “La respuesta de El Mercurio tendrá aquí efecto neto en el aumento de más preguntas que respuestas. Este aumento de la cobertura acrecentará la presión y el posible escrutinio de los agentes de la estación envueltos; y puede afectar a aquellos no directamente involucrados. El 13 de septiembre ‘FUPOCKET-1’ fue interpelado aquí por un reportero de Newsweek sobre su conocimiento del financiamiento. ‘FUPOCKET-1’ negó todo conocimiento sobre el financiamiento del extranjero. Detalles en una carpeta de cables separados”. (cable)
“‘FUBRIG-2’ estaba preocupado sobre las implicancias de los efectos de las revelaciones y opinó que el sistema en Washington debería ser cambiado para evitar filtraciones”, aquí se puede evidenciar el miedo que le tenían al impacto que se generaría al divulgarse el financiamiento secreto que tenía el diario, por lo tanto la búsqueda de alguna solución se volvió una de las primeras necesidades y objetivos de los agentes. (cable)
“El Mercurio pudo haber tomado esta posición, porque además de su visión de derecha, la administración actual ignora el financiamiento (CIA) que tuvo lugar cuando ‘FUBRIG-2’ dirigía el show. ‘FUBRIG-2’… (tachado en el original) dijo a COS (el jefe de la estación de la CIA en Santiago) que actualmente nadie en El Mercurio sabe de ese financiamiento” (cable). En este fragmento se explica el desconocimiento del propio diario -que era un apoyo constante en la dictadura- sobre el dinero sucio que iba de bolsillo en bolsillo en esos años.
Además de El Mercurio, una radio de Santiago recibió fondos de la Agencia Central de Inteligencia. Una situación que hace unos pocos años atrás se destapó. “FUPOCKET-1” era otro de la agencia de la CIA que se desempeñaba en operaciones de propaganda, que en ese entonces estaba molesto por la filtración que reveló la compra de una estación de radio en US$25.000 muy poco después de la elección de Allende. “Nadie dentro de su grupo sabía que él le dió dinero por el lado para comprar esa estación de radio y no quedaron registros de su parte en el negocio”, reportó la CIA.“Tu gente necesita cambiar sus sistemas para que estas noticias no se escapen”, dijo “FUPOCKET-1”. (cable)