Un nuevo estudio desarrollado por investigadores de la Universidad de Concepción analizó el estado de fragmentación natural, actual y futuro (2050) de las redes fluviales andinas de la zona centro del país y su potencial efecto sobre los peces nativos. Se estima que la instalación de nuevas barreras de origen antropogénico, como centrales hidroeléctricas, implicará una importante reducción en la longitud de flujo libre de los ríos, generando, además, efectos nefastos sobre los peces nativos del país.
En tiempos pasados, los ríos Maule, Itata y Biobío registraban fragmentación natural por presencia de cascadas. Con el paso de los años, se han sumado un total de 80 nuevas barreras de origen antropogénico en los ríos de Chile central, tal como es el caso de centrales hidroeléctricas. Esto tiene como consecuencia la progresiva disminución de la longitud de flujo libre en estos ríos.
Un reciente estudio desarrollado por investigadores de la Universidad de Concepción analizó el estado de fragmentación natural, actual y futuro (2050) de las redes fluviales andinas de la zona centro del país y su potencial efecto sobre los peces nativos.
Para ello se diseñaron dos índices que reflejan el estado de fragmentación en base a la cantidad de barreras, ubicación y longitud de los ríos, además de un ejercicio de costo beneficio en base a la ubicación de futuras barreras y datos de registros de peces nativos.
“Se espera que para el 2050 exista un total de 461 barreras, aumentando en 115 veces el número de barreras en comparación con el estado de fragmentación natural, lo que significa una reducción de hasta un 59 % en la longitud de flujo libre”, comentó el Dr. Gustavo Díaz, integrante del Departamento de Sistemas Acuáticos, de la Facultad de Ciencias Ambientales de la Universidad de Concepción. Además, el Dr. Pedro Arriagada, Ingeniero Civil de la Facultad de Ciencias Ambientales y Centro EULA explicó que: “Este aumento se debe a que los ríos desde Aconcagua hasta Biobío se caracterizan por regímenes dominados por lluvia y deshielo, y pendientes pronunciadas, lo que genera condiciones propicias para el desarrollo hidroeléctrico”.
Los investigadores destacan que, las centrales hidroeléctricas son el tipo de barrera más común en el área de estudio y son la causa de múltiples efectos. “La consiguiente pérdida de conectividad se considera una de las mayores amenazas para la conservación de sistemas fluviales en todo el mundo, ya que afectan los regímenes hidrológicos, de sedimentos y de temperatura, la forma del canal, el ciclo de nutrientes, interacciones con llanuras de inundación y finalmente impacta la biota fluvial”, explicó el Dr. Arriagada junto al Dr. Oscar Link de la Facultad de Ingeniería.
Un punto de interés del estudio publicado en la Revista Chilena de Historia Natural, es que la zona analizada es la de mayor diversidad de peces en Chile, donde habitan un total de 21 especies de peces nativas, que presentan un alto interés de conservación dado su alto endemismo y nivel de primitivismo. “Esperamos que el establecimiento de barreras tenga un efecto nefasto sobre los peces nativos ya que la mayoría de las especies se caracterizan por cuerpos pequeños lo que hace imposible superar estas barreras físicas lo que se traduce en una pérdida de conectividad biológica” afirma el Dr. Díaz junto a la Dra. Evelyn Habit, investigadora de la Facultad de Ciencias Ambientales y Centro EULA.
“Para el 2050 se esperan para Biobío un total de 158 barreras y una importante reducción en la proporción de longitud de río de flujo libre, una proyección preocupante si se considera que es el río con mayor diversidad de peces nativos del país” aclara el experto en peces, Dr. Konrad Górski, académico del programa de doctorado en Biología Marina de la Universidad Austral de Chile e Instituto de Ciencias Marinas y Limnológicas de la misma casa de estudios. En base a ello, los autores proponen que la planificación de la ubicación de nuevas barreras en los afluentes de las zonas altas maximizaría la conectividad de la red hídrica, y al mismo tiempo permitiría optimizar la cantidad de energía hidroeléctrica generada y afectará a menor número de especies de peces nativos.
“Las barreras que fragmentan los ríos, fuera de modificar fuertemente el hábitat de los peces por cambiar la dinámica de sedimentos y caudales, también limitan el movimiento de peces y de otros organismos. Las especies migratorias como el puye (Galaxias maculatus) y lamprea de bolsa (Geotria australis) son los más impactadas por la fragmentación con significativa disminución de su presencia en los ríos de Chile central”, explicó Konrad.
Se espera que la fragmentación de los sistemas fluviales andinos chilenos aumente severamente en un futuro cercano, afectando su conectividad y funcionamiento ecológico, así como la resistencia a otros estresores antropogénicos, explican los expertos. Los índices propuestos en la investigación permiten la cuantificación de esta fragmentación y evaluación de diferentes escenarios. Los resultados sugieren que en los ríos andinos chilenos las nuevas barreras deben priorizarse en afluentes en la cuenca alta, por encima de las barreras existentes.
Puedes revisar el paper en el siguiente link.
Fuente: El Desconcierto