La crisis producto de la Covid ha permitido visibilizar la situación crítica en la que se encuentran miles de familias a nivel nacional en términos socioeconómicos. Sin embargo, este fenómeno se encontraba instalado con antelación a la crisis sanitaria. Es el caso de los microemprendimientos.

Tras el reciente estudio publicado por la Fundación SOL titulado «Emprendimiento y subsistencia: Radiografía a los microemprendimientos en Chile«, RESUMEN conversó con Benjamín Sáez, autor de la investigación, respecto a la situación en la que se encuentra esta actividad económica, vital para miles de familias.

La investigación buscó dar cuenta de los microdatos presentados a través de la Encuesta Nacional de Microemprendimiento (EME) correspondiente al año 2019.

Para esto, se utilizó la definición de microemprendimientos referente a aquellas empresas «de hasta 10 personas, como máximo, pero que también pueden tener, por ejemplo, a una sola persona trabajando por cuenta propia«.

En términos de venta, entran en este concepto aquellas que no superen la venta anual de 2.400 UF.

La realidad del microemprendimiento: informalidad e ingresos

En Chile se contabiliza un total de 2.057.903 microemprendimientos, lo cual significa un 24,3% de personas ocupadas laboralmente.

En este universo, la informalidad se encuentra profundamente anclada. 1.515.937 de microemprendimientos cuentan con esta característica, los cuales «no pueden separar la contabilidad, por ejemplo, de los gastos de su empresa de los gastos de su propio hogar, o no han inscrito sus actividades, o no llevan ni siquiera una contabilidad«, comenta Sáez.

Desde una perspectiva territorial, la informalidad en los microemprendimientos supera al 74% en siete regiones, donde La Araucanía (80,9%) y Arica y Parinacota (84%) presentan que 8 de cada 10 emprendimientos tienen esta característica.

A nivel nacional, la relación entre informalidad y microemprendimiento es estrecha. Saéz comenta que «7 de cada 10 microempresas se encuentra en el sector informal. Ese sector (…) da cuenta de cuáles son las condiciones en las cuales se desenvuelven los microemprendimientos

Respecto a la capacidad de generar ingresos, «el 48,5%, aproximadamente de las microempresas está logrando ingresos que son iguales o inferiores al salario mínimo«, mientras que solo un 15,6% logran ir más allá de tres salarios mínimos.

Fuente: Fundación SOL

Ante esto, el estar expuestos a los llamados «shocks de inactividad» – como el producido por la crisis actual – trae consigo importantes dificultades para las familias.

Relación trabajo no remunerado y remunerado

Entre mujeres y hombre, la investigación da cuenta de importantes consideraciones.

En lo que respecta al desempeño de horas invertidas en la actividad remunerada, los hombres cuentan con más horas, mientras que las mujeres lo ven restringido por el desarrollo de una jornada laboral no remunerada, existente de forma independiente.

A modo de ejemplo, los microemprendimientos informales liderados por hombres desarrollan un promedio de 40,34 horas a la semana, mientras que en el caso de las mujeres la cifra es de 29,87 horas.

Fuente: Fundación SOL

A tal punto llega esta diferencia, comenta Sáez, que «los hombres realizan menos de 10 horas semanales de trabajo no remunerado, mientras que las mujeres, que están en microemprendimientos informales, realizan un promedio de 25 horas semanales de trabajo no remunerados«.

Este análisis considera la división sexual del trabajo que, desde una perspectiva patriarcal, asigna tareas y roles en diversas escalas, dando cuenta de la enorme carga laboral – remunerada y no remunerada – que tienen las mujeres.

Pandemia y subsistencia

La situación de crisis que se desarrolla a escala mundial ha presentado graves consecuencias para los microemprendimientos.

Sobre este punto, Saéz plantea la importancia de considerar «que los microemprendimientos informales, en una medida importante, se desarrollan fuera de establecimientos más fijos, o establecidos«.

Además de verse expuestos a ser contagiados por la Covid 19, las y los trabajadores de microemprendimientos sufren los efectos económicos de su actividad, la cual les entrega su subsistencia.

Es importante tener en cuenta que «7 de cada 10 microempresas que están en el sector informal realizan su actividad o en la propia vivienda, o a domicilio o en la calle«, abarcando diversas ramas de actividades.

Sin embargo, la concentración de estas se presenta en el comercio, con más de 584.000 microemprendimientos, y en los servicios, con más de 576.000.

Ambos, rubros que requieren de una actividad permanente para su desarrollo.

Consideraciones ante la crisis sanitaria

A nivel de la elaboración de políticas de apoyo para los microemprendimientos, prevalece un desenfoque respecto a su orientación.

Lejos de tener efectividad real, los fondos que se han designado no tienen una centralidad en los microemprendimientos, sino que llegan a abarcar a empresas que facturan, anualmente, por sobre el millón de UF.

Esto, en consideración de los créditos para la emergencia que se abrieron desde el Fondo de Garantía para Pequeños Empresarios (FOGAPE), de los cuales «un 86% se ha enfocado en micro y pequeña empresa«.

En este sentido, el FOGAPE se abre al financiamiento de empresas que pueden llegar a la venta anual de 25.000 UF, totalmente desproporcionado en relación a los 2.400 UF del microemprendimiento, presentando realidades no convergentes.

La realidad de la microempresa es diferente a las pequeñas empresas, la cual puede llegar a ventas anuales 25.000 UF, muy por sobre los montos de venta de los emprendimientos.

Según Sáez, «se requiere no solo crédito, sino que condonar deudas, de beneficios universales y garantizados que permitan estándares mínimos, como, por ejemplo, el estándar mínimo de la línea de la pobreza«, cuestión que las autoridades no han garantizado a la población.

Sobre esta lógica, el replantearse la estructura económica, a nivel nacional, se torna primordial; siendo fundamental el distinguir entre «quienes se encuentran en una relación de subsistencia y quienes están cercanas a la figura de emprendimiento que está logrando surgir con proyección«.

El considerar las condiciones materiales efectivas, la intervención a través de políticas que no aumenten la deuda a las y los trabajadores, el énfasis en sectores económicos tremendamente afectados – como el turismo – y la aplicación de los criterios de universalidad y suficiencia en las prestaciones son, de forma general, aspectos esenciales para la elaboración de estrategias que apoyen de forma concreta.

Puedes revisar el estudio completo haciendo click acá

Fuente: Resumen

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