Por Jaime Yovanovic (Profesor J)

Las estrategias del cambio desde arriba por medio del estado han fracasado rotundamente, en cambio las estrategias por abajo demuestran solidez y son reproducidas  en todas partes.

Las estrategias por arriba a través del estado y gobiernos han necesitado dinero para desarrollar servicios que muestren a la población que las soluciones llegan siempre por arriba, y así se han envuelto en las redes de producción y de acumulación de ganancias del capitalismo, que es el único modo de producir masas monetarias que alimenten los estados.

Al envolverse con el capital, entonces lo reproducen y lo cuidan, lo que lleva a esos aparatos de poder a distanciarse de la población y de la naturaleza para explotar el trabajo humano y destruir a la madre tierra.

Los países socialistas que quisieron avanzar desde el estado hacia la liberación, quedaron todos presos al capitalismo y se han distanciado tanto de la población y de la naturaleza que han debido transformarse en autoritarismos que niegan los espacios democráticos.

Los gobiernos progresistas sólo pudieron entregar servicios a la población acentuando el extractivismo destructivo y se echaron encima a parte importante de la población que fue vaciando las filas de militantes de los partidos y de votantes de las elecciones, lo que hizo que las derechas recibieran los gobiernos en bandeja.

Los gobiernos de izquierda que quedan están haciendo el ridículo, como la alianza gobernante en España, o como las dictaduras de Nicaragua y de Venezuela.

Por el otro lado los autogobiernos comunitarios que administran diversos territorios del planeta, están siendo atacados salvajemente por los estados, como los yanquis atacaron a los vietnamitas y todo el mundo apoyó la defensa popular porque era la resistencia de un pueblo y no solamente de un partido o grupo de partidos, como todos apoyamos también a la resistencia de los maquis franceses o de los partisanos italianos, todas ellas luchas autónomas y populares contra la invasión alemana. Hoy día también poco a poco la gente va comprendiendo que la resistencia de los autogobiernos es más importante que la lucha entre estados y las guerras por el dominio del mundo y reparto entre las estructuras patriarcales de los estados-nación que inventan las llamadas “patrias” para generar un falso sentimiento de identidad y un mandato que también hoy se impone a los soldados y policías que reprimen al pueblo.

Esos autogobiernos son los zapatistas y comunidades originarias de México y Centroamérica, los kurdos y otras nacionalidades de Oriente Medio, los Pueblos amazónicos, los pueblos del Cauca en Colombia y tantos otros.

En las ciudades el capitalismo concentra y amontona la población que va expulsando del campo para apoderarse de las tierras y riquezas naturales, amontona las empresas fabriles, los edificios administrativos, los bancos, cuarteles y hospitales, creando gigantescos cordones periféricos de miseria.

La población de los barrios pobres y marginales de las ciudades representa el 75-80% o sea que la mayoría absoluta de los habitantes urbanos son los que realmente necesitan los cambios junto a los pueblos originarios y campesinos pobres. Los moradores en el ámbito urbano pueden hoy día en las condiciones del estallido social, la autoorganización de barrios, la cuarentena, la lucha de las mujeres y especialmente los jóvenes pobladores que han dado vida a la plaza Dignidad, a la Primera Línea, a las brigadas “Sólo el pueblo ayuda al pueblo”, huertas y ollas comunes, ellos son los actores principales del cambio social desde abajo.

LAS  TRES CONDICIONES DEL CAMBIO

Quiere decir que sin avanzar en esas tres líneas, no habrá cambio posible y sólo podrían hacerse algunos cambios cosméticos desde arriba que muy luego nos mandarán al abismo nuevamente:

1.-Liberación antipatriarcal. Democratización de las tareas domésticas.

     Fin a la estructura patriarcal en casa. Conversar entre todos, finalizar las jerarquías, ahora todos son iguales en sentimientos, voz y voto. Instalación de la práctica del convencimiento, del consenso y el ceder la voluntad, o sea convencer de a poco, pues la muralla patriarcal es muy gruesa. Democracia interna y distribución rotativa de las tareas domésticas. Fin de la explotación de la mujer.

2.-Liberación de la tierra. Sacar el cemento de patios y jardines, utilizar terrenos baldíos y fiscales.

     No cuesta nada retirar el cemento, que habíamos confundido con civilización, modernidad y comodidad. Poner un poroto en tierra en un vaso plástico y una papa en tierra en envase mayor. Cuando echen hojas y están firmes, trasplantar a tierra firme. Ahora vienen las lluvias, así que podremos reverdecer todos los barrios, patios, balcones, ventanas y jardines de las casas. Hablar con los vecinos que tengan espacios de tierra para que los presten un año o dos, hacer talleres y prácticas productivas de siembra, compostaje, lombricultura, abejas, gallinas, etc. Traer así el campo a la ciudad descubriendo a la madre tierra debajo de la urbe. Desarrollar la agricultura urbana en la forma de agroecología. Plantar amaranto para ayudar a las abejas y contener el polen transgénico.

3.-Organización comunitaria y administración vecinal de los barrios.

     No nos cuesta nada hablar con los vecinos, desarrollar la amistad,

construir confianza mutua y hacer labores de temas compartidos como la huerta, la energía alternativa, la medicina natural, etc. Habrán muchas cosas para hacer y las mamás y mujeres en general son las más indicadas para establecer los lazos comunitarios mientras los hombres poco a poco nos bajamos del pedestal machista-patriarcal y nos sacamos la corona del rey para reconocer en ellas la cualidad innata del relacionamiento y del afecto

que los machos heteropatriarcales hemos guardado por imposición cultural. Recordemos que el instinto es más claro que la razón, pues viene de la memoria histórica de la vida y de nuestra especie humana que cada uno porta en su cuerpo.

LAS TRES TAREAS BÁSICAS DEL CAMBIO DESDE ABAJO

1.-La producción de nuestro propio alimento y energía

     La autogestión de la vida, el alimento, la energía y su reproducción son cuatro elementos del carácter autopoiético (capacidad de producirse y reproducirse a sí mismo de cada especie) de la vida que se aplican en cada ser vivo. Por ahora este flujo y circulación vital está condicionado por el capitalismo, la actual fase del patriarcado, y la red mercantil que intermedia cada operación o relación humana y que va produciendo ganancia en cada paso que acumulan quienes tienen la sartén por el mango. Así en vez de destruir el capitalismo, simplemente cambiamos la manera y hacemos nuestras cosas sin el papel determinante del dinero, claro que no de golpe, sino progresivamente, paso a paso, teniendo en cuenta que el mejor intercambio es el trueque y la mejor forma es pasar de consumidores a productores-consumidores, es decir a prosumidores. Por eso la importancia de volver a relacionarnos plenamente con la madre tierra.

Mientras se hacen las huertas y estamos haciendo ollas comunes, catastrar a los vecinos del barrio a quienes hay que llevarles el alimento

2.-La Salud y los cuidados.

     El patriarcado nos ha separado quebrando la vida comunitaria, lo que ha fragilizado mucho el equilibrio, la circulación energética, el comportamiento de los procesos corporales y el estado psicológico de nuestra mente y sentimientos. Por ello la primera tarea de la salud de todos es avanzar en las tres condiciones del cambio: cambiar radicalmente, aunque sea de a poco, paso a paso, las relaciones internas del hogar, las relaciones con la madre tierra y las relaciones con los vecinos –nuestro hormiguero, nuestro enjambre-, en  fin nuestro nicho ecológico al cual pertenecemos.

  La segunda tarea hoy día es cuidarnos de la pandemia, verificar diariamente el estado de la fiebre en nuestro hogar y vecindario, así como de quienes salen de casa o del barrio.

  La tercera tarea es catastrar a los trabajadores de salud del barrio e invitarlos a ser consejeros o miembros de nuestra brigada de salud, quje definirá sus tareas.

3.-Niñez, juventud y reproducción cultural

     Esta es una situación de difícil tratamiento, pues el encierro acrecienta las dificultades del núcleo patriarcal que hasta ahora sólo ha resuelto sus contradicciones internas mediante el autoritarismo en el hogar y en la escuela, de modo que la democratización interna y distribución de funciones domésticas debe conversar también sobre la entretención, cuidado y reproducción cultural de los niños y jóvenes, ya que si estamos cambiando    –que es la intención, obviamente- debemos descubrir, inventar y adecuar la educación, contenidos y formas a este proceso de cambios en  el hogar y en el barrio, utilizando como “escuela” las prácticas compartidas de producción y de salud en el barrio.

   Es importante para ello la formación de la brigada pedagógica compuesta por madres, profesores, estudiantes y vecinos en  general que pueda ir organizando y sistematizando los avances en  las tres condiciones y las tres tareas iniciales del cambio.

Fuente: Clajadep

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