Por Capucha Informativa
Va cuesta arriba la tendencia de los grandes empresarios chilenos de invertir en el extranjero y, a su vez, de proteger sus riquezas, siendo uno de los principales motores de este fenómeno el sentimiento de miedo que tienen respecto a los latentes procesos políticos y sociales que se están viviendo en Chile.
El Banco Central informó que las empresas no financieras -cuya principal actividad es la producción de bienes o servicios- y familiares del país, han retirado alrededor de 3.800 millones de dólares que habían sido -originalmente- invertidos en el país. Cifra que se suma a los 3.700 millones de dólares de fondos mutuos, compañías de seguro y auxiliares financieros, de acuerdo con la Balanza de Pagos del Banco Central del tercer trimestre de 2020.
Como se afirmó aquí, el principal motivo de que los empresarios migren del país con los bolsillos llenos es porque “la gente rica está asustada y cuando la gente rica está asustada, ellos toman su dinero e invierten en otro lado. Eso está pasando en Chile”, explicó el analista económico, Patrick Dwyr, en enero del presente año.
Dwyer -también- afirmó que desde Estados Unidos ha sido testigo de “cómo las más grandes fortunas del país -Chile- han llegado hasta nuestras oficinas, en la mitad de la pandemia, para cambiar el domicilio de las inversiones. No sólo eso: buscan la ciudadanía estadounidense para ellos o sus familiares”. En otras palabras, las familias millonarias encarnan el verdadero personaje “antichileno” al dejar de lado a un país golpeado económicamente por la pandemia.
Un claro ejemplo de esto es el grupo Luksic, ya que trasladaron la distribuidora de combustible y lubricantes Shell a Londres en el mes de septiembre del año pasado, lo que podría confirmar que gran parte de los capitales han sido invertidos en otros países bajo la excusa de la “incertidumbre política”.
En este sentido, los grandes empresarios “han entendido que el país se debe construir en base a lo que ellos estiman conveniente”, explicó a “El Desconcierto” el experto de la Fundación Sol, Marco Kremerman. “Las instituciones que se han creado, tanto en términos tributarios, laborales, el sistema de AFP (…) en general han servido para su modelo de acumulación”, agregó.
Por lo tanto, “cuando ven alguna amenaza de que eso no suceda, se comportan como se están comportando en estos momentos”, aseguró el experto, ya que dichos empresarios en vez de intentar reavivar la economía nacional eligieron obrar para sus propios beneficios.
Para la jefa de la Comisión de Economía del Partido Socialista (PS), Lysette Henríquez, este fenómeno “da cuenta que, en plena pandemia, en plena crisis económica donde la mayoría de los hogares están sufriendo mucho y se han empobrecido, al parecer no hay un apego por el país, de sacarlo adelante, de ocupar esos capitales para generar más empleo, para mejorar las condiciones de trabajo de las personas”, concluyó.