Entre las propuestas de la iniciativa se destaca la creación de un impuesto a la riqueza para los más ricos y la cooperación fiscal entre países, la reducción del gasto en defensa en la región, una coalición mundial del Sur contra los paraísos fiscales y la construcción de 25 millones de viviendas sostenibles.

Nuestra América Verde es un movimiento internacional de la sociedad civil que, ante la crisis económica, sanitaria y ambiental en América Latina, reúne a legisladores y otros líderes políticos y sociales de diversos países para poner en práctica en la región el denominado Plan de Recuperación Económica con Justicia Social y Ambiental 2020-2030

Con demandas de renovación urgente en 14 áreas, el objetivo es mitigar el cambio climático y, al mismo tiempo, reducir las desigualdades que se han hecho aún más profundas con la pandemia de COVID-19 y asegurar la calidad de vida de la población. De acuerdo a sus promotores, el objetivo es una transformación productiva basada en el realismo científico, la cooperación internacional y la justicia social, los tres pilares de un programa que valora la colaboración por encima de la competencia y defiende la necesidad de una estrategia conjunta entre los países latinoamericanos.

Parte de las propuestas exige esta unidad latinoamericana para el bienestar común, incluyendo acciones que promuevan un nuevo acuerdo con el Norte global, la cooperación fiscal, el fortalecimiento de la paz para facilitar la desmilitarización y reducir el gasto en defensa, una política de innovación con un propósito público, la defensa de los pueblos indígenas y los activistas ambientales, y la creación de una institucionalidad ecológica latinoamericana.

A su vez, el plan contempla una hoja de ruta para cambios prácticos en la vida cotidiana: energía sin emisiones, ciudades justas y sostenibles, movilidad y transporte limpio, protección de las familias y una transición laboral justa, soberanía alimentaria sostenible, conservación y regeneración de la biodiversidad y una economía circular (reutilización, reciclaje, reducción y desechos).

Cada uno de ellos está compuesto, a su vez, por una serie de proyectos pragmáticos definidos, como la creación de un impuesto sobre la riqueza para los más ricos y la cooperación fiscal entre países, un banco de desarrollo verde latinoamericano, una coalición mundial del Sur contra los paraísos fiscales y la reducción de los gastos militares, un ingreso básico de emergencia para las familias vulnerables durante la crisis, la construcción de 25 millones de viviendas sostenibles, la inversión en transporte público eléctrico 100% gratuito en ciudades de más de 200 mil habitantes, la planificación urbana ecológica y el reacondicionamiento energético eficiente con confort térmico para 40 millones de personas, entre otros.

Nuestra América Verde ya está presente en Brasil, México, Argentina, Chile, Colombia y Guatemala y tiene el objetivo de llegar a toda América Latina. Ya están participando del proyecto 24 legisladores y se espera que otros se unan al proyecto en las próximas semanas. Además, desde el movimiento internacional hicieron un llamado a toda la sociedad civil -científicos, economistas, activistas, líderes políticos y sociales de toda la región- a colaborar con el contenido a través de la plataforma en línea de nuestraamericaverde.org.

“Más que nunca, necesitamos una fuerte respuesta del Estado para apoyar a las familias necesitadas y promover la recuperación económica. La mayor inversión pública de nuestra historia no puede utilizarse para volver al pasado pre-pandémico, sino para allanar el camino hacia un futuro más justo y sostenible”, dice Rodrigo Echecopar, economista chileno y coordinador general de la iniciativa.

“Las consecuencias de la pandemia son, lamentablemente, sólo un preludio de lo que América Latina puede enfrentar si no nos preparamos urgentemente para responder a la emergencia climática. ¿Pero cómo lo combatimos cuando tenemos una crisis sanitaria y económica en curso? Debemos empezar por repensar la recaudación de impuestos. Ha llegado el momento de que los grupos más ricos paguen más impuestos para financiar los cambios que necesitamos. Si no es ahora, ¿cuándo será?”, pregunta Rodrigo.

“Hace unos días, los líderes de varios partidos de la región firmaron la declaración ‘Juntos por una respuesta para América Latina y el Caribe’. Es un paso en la dirección correcta, y hacemos un llamado a los líderes para que continúen avanzando y abran espacios de diálogo para el acuerdo de un plan conjunto de recuperación económica”, agrega Rodrigo.

En tiempos de crisis sanitaria, de negativismo climático y de aislacionismo nacionalista, el movimiento reclama la unión de América Latina con vistas a la recuperación verde de la región. “Estamos radicalmente comprometidos con una recuperación económica basada en una construcción colectiva y antirracista, y dirigida por los pueblos y comunidades tradicionales, la periferia, lo urbano y lo rural en la preservación de la vida y el bienestar común”, dice Mariana Belmont, coordinadora de la iniciativa en Brasil.

“Ha llegado el momento de que nuestros países comprendan que las políticas públicas deben guiarse por la ciencia y que la justicia ambiental requiere la justicia social y la lucha contra el racismo ambiental. Por lo tanto, nos unimos al movimiento por un Nuevo Acuerdo Verde Global y pedimos a nuestros gobiernos que se comprometan a un futuro justo y sostenible para las próximas generaciones”, concluye Mariana.

Entre los legisladores nacionales que son parte de la iniciativa se encuentran los diputados y diputadas Catalina Perez (RD), Vlado Mirosevic (PL), Maya Fernandez (PS), Matías Walker (DC), Diego Ibañez (CS), Cristina Girardi (PPD) y los senadores Juan Ignacio Latorre (RD) y Alfonso de Urresti (PS).

Puedes conocer más detalles de la propuesta en el siguiente link.

Fuente: El Desconcierto

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