La primera ministra neozelandesa ha sido mundialmente alabada por prácticamente erradicar el COVID-19 de su país, a través de una serie de pertinentes y rígidas medidas. Pero más allá de este nuevo logro, Ardern se ha posicionado dentro de su país como una de las políticas de mayor proyección cuyo éxito, es material de estudio para los expertos en la materia.
Una de las mujeres que ha concitado la atención y ha capitalizado la admiración transversal en tiempos de pandemia, es Jacinda Ardern, la primera ministra de Nueva Zelanda. “Sé fuerte, sé amable“, son las palabras a las que apela la lideresa cada vez que finaliza una aparición pública para hablar acerca del coronavirus.
Ardern ha logrado que su país se transforme en el primero en eliminar el virus, al menos temporalmente, lo que anunció hace algunas semanas. De hecho, desde mediados de abril se han reportado cifras inferiores a los diez casos de contagios diarios en Nueva Zelanda, y desde inicios de mayo, inferiores a los cinco casos diarios, con jornadas usuales de cero contagios.
“Es una mezcla de acero y amabilidad“, es la definición que hace de ella medio británico The Guardian, donde también han relevado a la mujer tras un cargo de tan alta responsabilidad, en momentos complejos en los que ha destacado particularmente el rol femenino de quienes se encuentran a cargo la administración de países afectados por el COVID-19, como es el caso de Angela Merkel en Alemania, o Katrín Jakobsdottir en Islandia.
Su camino
Lo de Ardern, en todo caso, no es nuevo. Y es que conocidas son sus apariciones públicas con sus hijos en brazos, sus discursos progresistas y, más allá de eso, su estilo de conducción del país oceánico cuya administración se encuentra próxima a abandonar.
El 2019, sin ir más lejos, acaparó elogios por la manera como manejó la peor masacre en la historia de su país, un tiroteo a dos mezquitas en la ciudad de Christchurch que arrojó un trágico saldo de 51 personas fallecidas y 49 heridos.
Los dos ataques terroristas ocurrieron el 15 de marzo de ese año y fueron perpetrados por un tirador solitario contra la congregación de la mezquita Al Noor y la mezquita de Linwood, ambas de la misma ciudad.
El australiano Brenton Tarrant fue arrestado y acusado de asesinato. “Resulta claro que este es uno de los días más oscuros de Nueva Zelanda. Claramente, lo que ha ocurrido aquí fue un acto de violencia extraordinario y sin precedentes“, dijo Ardern en un punto de prensa tras los hechos que afectaron al país que no era atacado de esta manera desde noviembre de 1990, cuando se había registrado el último tiroteo de carácter masivo.
“Hay personas a las que yo las describiría como de visiones extremistas que no tienen absolutamente ningún lugar en Nueva Zelanda y que, de hecho, no tienen lugar en el mundo“, dijo una conmovida Ardern luego de los brutales hechos.
El mensaje de inclusión que transmite permanentemente la lideresa y las severas medidas que estableció luego del ataque incluso le significaron ser tildada como una mujer “anti-Trump”, algo así como versión opuesta del derechista, cuestionado y ultra conservador presidente de Estados Unidos.
Tras la masacre Ardern se mostró tan conmovida por lo ocurrido que en una evidente muestra de respeto y compasión, vistiendo un hiyab o velo, visitó y compartió afectuosamente con los sobrevivientes y familiares de las víctimas del ataque, la mayoría de ellos musulmanes.
Adicionalmente, juró que jamás mencionaría el nombre del agresor, para no otorgarle la notoriedad que él buscaba. No conforme con esto, presentó un proyecto de ley para endurecer la venta de armas y en menos de un mes de ocurrida la tragedia, logró que se prohibieran las armas de estilo militar que el atacante utilizó para materializar sus criminales propósitos.
Seis meses después, presentó un nuevo proyecto de ley para endurecer aún más la venta de armas, una propuesta que aún no ha sido aprobada.
Jacinda ha sido incluida durante dos de tres años del gobierno al que dio inicio el 2018, en el listado de las 100 personas más influyentes del mundo en un ranking elaborado por la revista Time.
Por si fuera poco, Ardern tiene a su haber el haberse transformado en la mujer más joven en liderar un Estado, lo que hizo cuando tenía escasos 37 años, en octubre del 2017.
Actualmente, son sus 39 años es la segunda líder femenina más joven del mundo y la más eficaz al momento de enfrentar la pandemia apelando a certeras decisiones que supo implementar de manera oportuna, dándole una férrea pelea al virus que actualmente mantiene bajo control con bajísimos índices de contagios que la tienen ad portas de erradicar completamente la pandemia.
Los expertos apuntan a que el éxito de su estrategia radicó en su férrea decisión de cerrar las fronteras y establecer una cuarentena de cuatro semanas cuando todavía no se había registrado ninguna muerte por COVID-19 dentro de las fronteras del país asiático.
Pese a que logró eliminar el virus que regresó parcialmente al territorio que se encuentra bajo su administración, las cifras avalan su excelente manejo de la crisis sanitaria que actualmente tiene de rodillas a países como Estados Unidos, Brasil y Chile.
Su faceta humana
La lideresa ha sido también elogiada por sus humanos gestos durante el manejo de la pandemia que la han llevado a mantener conversaciones con los ciudadanos a través de redes sociales, hasta su decisión de recortar los sueldos del gobierno en un celebrado y evidente gesto de solidaridad con los afectados por la crisis.
Específicamente en abril, anunció que ella y sus ministros reducirían sus remuneraciones en un 20% durante seis meses. “Si alguna vez hubo un momento para cerrar la grieta entre grupos de personas a lo largo de Nueva Zelanda en posiciones diferentes, es ahora”, dijo Ardern.
También rompió barreras sociales cuando se convirtió en la primera mandataria en la historia en tomarse una licencia por maternidad, tras dar a luz a su hija Neve Te Aroha en junio de 2018. Ardern fue además la segunda mujer al frente de un gobierno en dar a luz, después de Benazir Bhutto de Pakistán, que fue madre en 1990. Pero la líder neozelandesa fue la primera que llevó a su bebé a cuestas durante una reunión de la Asamblea General de Naciones Unidas, en 2018.
El mandato en Nueva Zelanda solo dura 3 años, por lo que actualmente Ardern se encuentran en el final de su periodo. Aún así, es una de las favoritas para los comicios calendarizados para septiembre de este año.
Fuente: El Desconcierto